Los Registros Akashikos o Anales Akáshicos están formados de una sustancia llamada akasha, a la que algunas
personas llaman éter, y esta sustancia llena el espacio entre los mundos, las moléculas y
la materia. Akasha es la materia que constituye todas las cosas y es común a todo
nuestro sistema planetario, aunque hay otros universos que tienen distinta forma de
materia. Los Anales Akáshicos, también conocidos como » Libro de las Memorias de Dios «, son
difíciles de explicar ya que es un mundo que posee muchas más dimensiones; hay
veintidós en total.
Imaginémonos por un momento que fuéramos el cámara de una película de cine, que
siempre ha existido y que va a seguir existiendo siempre, y que tuviéramos una reserva
de película ilimitada e inacabable, y que desde el comienzo de los tiempos, antes de la
creación del mundo, hubiéramos filmado todo lo que fuera ocurriendo y continuáramos
haciéndolo hasta el tiempo presente.
Esto es lo que son los Archivos Akáshicos. Todo lo que ha ocurrido queda impreso sobre el éter, como las vibraciones luminosas quedan impresas en una película de cine o el sonido de la voz en una cinta de cassette. Debido a la multidimensionalidad del mundo que se registra, también quedan grabadas las fuertes probabilidades de todo lo que afecta a la Tierra y fuera de ella.
Es como si estuviéramos en el campo y nos adelantara un vehículo y desapareciera de nuestra vista; ya no sabríamos nada más de él. Pero si lo viéramos desde un helicóptero veríamos por donde va, la carretera que sigue y su destino futuro, e incluso si hay un obstáculo en el camino
que el coche no podrá evitar. De este modo veremos en el presente un contratiempo que
el conductor de ese coche no puede conocer todavía, para él está en el futuro. En la
inmensa mayoría de los casos las predicciones extraídas de los Anales Akáshicos se
cumplen a rajatabla, aunque seres evolucionados, pueden alterarlas para su bien o el de
otros, en algunos casos.
Cuando viajamos en el astral hay que tener en cuenta que viajamos a la velocidad del
pensamiento, y que éste es mucho más rápido incluso que la velocidad de la luz. Por
ejemplo, si quisiéramos viajar a Júpiter a la velocidad de la luz tardaríamos más de tres
días en llegar allí. Viajando astralmente lo haremos instantáneamente, si tenemos los
conocimientos adecuados. Viajando instantáneamente a lejanos cuerpos celestes y
teniendo los instrumentos adecuados, la luz que les llegará a ellos desde la Tierra les
mostrará lo que ocurrió en nuestro planeta hace 100, 1.000 ó 10.000 años atrás. Con los
mencionados instrumentos podríamos ver el pasado en la Tierra.
Los Anales Akáshicos van mucho más allá que todo ésto, porque nos muestran además
las fortísimas probabilidades de lo que está a punto de ocurrir. Estas probabilidades a
escala de naciones son mucho más fuertes y precisas que las que se refieren a los meros
individuos.
Si tenemos la guía y las enseñanzas adecuadas y respetamos las leyes del plano astral,
podremos consultar los Anales Akáshicos para saber lo que ha ocurrido en cualquier
zona del mundo y lo que ocurrirá en el futuro próximo o lejano. Es como si fuéramos a
ver un espectáculo musical y ya conociéramos previamente el programa, su horario y las
canciones que fueran a tocar; podríamos incluso llegar puntualmente a la parte que más
nos interesa. Viajando conscientemente con las técnicas y conocimientos adecuados
podremos incluso, a nivel individual, y en ciertos casos, alterar parte del programa para
nuestro propio bien.
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