En los planos Astrales mayormente nos encontraremos con las entidades con las que, a nivel de vibración, estemos en sintonía; debido especialmente a nuestra evolución espiritual, lo cual se refleja sintomáticamente en los colores del aura que nos rodea y nos protege.
En nuestras primeras experiencias conscientes veremos colores más brillantes que en este mundo terrenal. Todas las cosas y seres resplandecen de vida; podremos ver incluso partículas del «prana», la energía vital, como pequeñas motas a nuestro alrededor de las cuales se nutre nuestro propio aliento. Todos los objetos, animales, plantas y seres vivos parecen ser más vitales que en el plano físico.
En el Astral encontraremos criaturas notables, tanto personas como otros seres. También podremos ver espíritus de la naturaleza, que siempre son positivos, buenos y amables, aunque también existen criaturas horribles, conocidos como «elementales», seres con una conciencia muy baja que normalmente si luego encarnan lo hacen a través del reino animal.
Son formas de vida primaria dentro de la vida espiritual, y se encuentran en los primeros grados de su desarrollo, y son irresponsables y malignos, son casi pedazos de protoplasma animados. Ocupan el mismo rango en el plano Astral que podrían ocupar los monos en el nuestro. No tienen un propósito concreto y, a veces, muestran actitudes amenazadoras ante la presencia de un ser humano viajando en el Astral.
No obstante no tienen posibilidad alguna de hacernos ningún daño, aunque a veces gesticulan y hacen muecas extrañas sin ningún significado. Solamente se crecen si les muestras temor. En caso de encontrarnos con ellos, únicamente sucedería en nuestro primer viaje Astral.
Buscan que fracasemos en nuestras primeras experiencias, pero sólo pueden molestarnos si, por miedo, se lo permitimos. Únicamente nos encontraremos con ellos una vez de cada cien, y si estamos medianamente elevados espiritualmente, ni siquiera eso. Si utilizamos las técnicas adecuadas de protección no se acercarán siquiera.
Estos seres se hayan en la parte más baja del Astral, pero según vayamos ascendiendo en los planos Astrales nos iremos encontrando con seres y entidades más avanzados que nos irán ayudando a conocer los distintos planos y a desarrollarnos cada vez más. En la tierra, como en el Astral, podremos visitar a nuestros amigos y conocidos, y viajar a las ciudades de todo el mundo, entendiendo todos los idiomas. Algunas de las entidades que nos encontraremos en los planos astrales son seres de otros mundos, e incluso entidades de luz sin ninguna forma física, y estos serán Guías especiales en nuestro desarrollo espiritual.
La forma astral se mueve a la velocidad del pensamiento atravesando el firmamento, y trascendiendo el tiempo, pasando del día a la noche en meros instantes, y luego vuelve al cuerpo físico cuando lo desea instantáneamente. El cuerpo astral no respira aire, por lo que puede viajar por otros mundos e incluso introducirse en las profundidades del mar sin que esto signifique ningún problema. Debido a que el cuerpo astral viaja a la velocidad del pensamiento no hay límite alguno a los lugares que se pueden visitar, si como hemos hablado antes vencemos nuestro propio miedo a hacerlo.
Solamente hay que pensar en la persona y en el lugar a donde queremos ir, y con la suficiente práctica instantáneamente nos encontraremos allí. Podremos hablar con entidades superiores telepáticamente y esto es una gran suerte porque ellos amablemente se detendrán para aconsejarnos como realizar mayores progresos espirituales, e incluso modificar el curso de diversos acontecimientos para mejorarlos en nuestro propio beneficio.
Entre las entidades más extraordinarias que nos encontramos en el plano astral se encuentran los llamados Espíritus de la Naturaleza. Muchos seres humanos en su vanidad y presuntuoso sentido de la superioridad creen que son los únicos seres dotados de alma, y que sólo ellos merecen seguir viviendo después de esta vida física y tener nuevas encarnaciones. No obstante, algunas culturas antiguas y diversas razas veneraron a los Espíritus de la Naturaleza, ya que eran conscientes de su existencia. Algunos de estos Espíritus de la Naturaleza tienen, al menos, tanta importancia como los espíritus humanos.
El ser humano es, en realidad, un montón de protoplasma con alma guiado por el Ser Superior, que le dicta como actuar y crecer. De la misma forma, un árbol tiene su Espíritu de la Naturaleza o entidad espiritual que se ocupa de él. Los animales también tienen espíritus guías que poseen caracteres nada inferiores al mejor de los hombres. En los planos astrales hay entidades humanas realizando peculiares tareas de protección y guía. Del mismo modo, hay Espíritus de la Naturaleza que atienden y protegen a los animales y las plantas, al igual que a los elementales de los cuales ya hemos hablado.
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